Cuando llega un perro a casa —ya sea cachorro o adulto— nos volvemos locos comprando cosas: camas, collares, juguetes, comederos… Pero seamos sinceros: no todo lo que brilla en la tienda es necesario, útil o de buena calidad. En este artículo repasamos lo que realmente vale la pena comprar y qué cosas terminan olvidadas en un cajón (o rotas en dos días).
Camas: que sean cómodas, pero también prácticas
Sí, vale la pena: una cama con buen acolchado, desenfundable y lavable. Las tipo “donut” o con bordes altos suelen ser las favoritas porque dan sensación de seguridad.
Evita: las camas de peluche ultra suaves que no aguantan ni dos lavados. También las que no tienen base antideslizante si tu suelo es liso.

Tip: si tienes un cachorro o un perro que mastica todo, empieza con una cama más barata o resistente a mordiscos (las de lona gruesa van genial).
Collar, arnés y correa: seguridad y comodidad ante todo
Sí, vale la pena: un arnés de tipo H o antitirones si tu perro tira mucho. Debe ser ajustable y acolchado en las zonas de presión. La correa ideal es de nylon grueso, de entre 1,5 y 2 metros.
Evita: los collares de pinchos o ahogo. No solo son dolorosos, sino contraproducentes. Tampoco compres correas extensibles para paseos urbanos: son peligrosas si se te escapa de las manos o si hay tráfico.
Tip: una buena opción es tener dos tipos de correa: una corta para la ciudad y otra más larga para zonas abiertas.
Comedero y bebedero: más importantes de lo que parecen
Sí, vale la pena: cuencos de acero inoxidable o cerámica, fáciles de lavar, pesados o con base antideslizante. Para perros que comen muy rápido, los comederos tipo “antivoracidad” pueden evitar problemas digestivos.
Evita: los comederos de plástico, que se rayan, acumulan bacterias y pueden causar alergias en la piel.
Tip: si sales mucho de casa, hay bebederos automáticos muy útiles para mantener el agua limpia y disponible todo el día.
Juguetes: el equilibrio entre diversión y resistencia
Sí, vale la pena: juguetes de caucho natural como los KONG (puedes rellenarlos), pelotas de cuerda o mordedores resistentes para entretenerlos y limpiar los dientes al mismo tiempo.
Evita: peluches con ojos de plástico o piezas pequeñas que puedan tragarse. Los juguetes chillones de tienda de todo a un euro duran exactamente… cinco minutos.
Tip: rota los juguetes. No los tengas todos fuera al mismo tiempo; así se emocionan más cuando “reaparecen”.
Transportín: obligatorio si viajas o vas al veterinario
Sí, vale la pena: un transportín rígido para viajes largos o visitas al veterinario. Debe ser lo bastante grande para que el perro se levante y gire dentro.
Evita: transportines endebles o inestables. Si usas coche, asegúralo con el cinturón o ponlo en el maletero (en posición transversal).
Tip: puedes dejar el transportín abierto en casa como zona segura o lugar de descanso. Así lo asocia con algo positivo.

Otros útiles que sí valen la pena
– Cepillo adecuado a su tipo de pelo
– Cortauñas o lima eléctrica si no se desgastan las uñas naturalmente
– Toalla propia (nunca más tu toalla del gimnasio…)
– Bolsas biodegradables para sus necesidades
– Botiquín básico con antiséptico, gasas y pinzas para garrapatas
– Chubasquero si vives en zona muy lluviosa (sí, se agradece)
Y lo que no necesitas (aunque te lo vendan bonito)
– Zapatos para perros (excepto en suelos helados o terrenos extremos)
– Perfumes “para perros”
– Gafas de sol para perro
– Accesorios de lujo que incomodan más de lo que ayudan
– Disfraces incómodos (solo si es por una foto y se los quitas rápido)
Conclusión: menos cantidad, más calidad
Invertir en buenos productos no significa gastar de más, sino elegir lo que realmente va a mejorar la vida de tu perro (y la tuya). Evita las compras por impulso y busca siempre durabilidad, higiene y seguridad. Tu peludo no necesita una habitación llena de cosas: solo necesita las adecuadas.